El año pasado fue de resultados positivo para la industria cementera. A un incremento de la cantidad demanda se sumó el efecto estadístico de un año 2020 con paralizaciones en la mayoría de actividades económicas por las medidas para contener el COVID-19.
“Antes de la pandemia se veía un notable crecimiento de la categoría construcción (cemento, fierros de construcción y pinturas). Sin embargo, con la llegada de crisis sanitaria, ya en abril se registraron caídas de hasta 50%. El impulso volvió meses después, en setiembre, de la mano del desarrollo del sector y el mejoramiento de los hogares”, dijo Guadalupe Rosazza, consultora de negocios del sector construcción de Total Market Solutions (TMS).
Este escenario trajo un crecimiento de la categoría. Si bien es cierto que el 2020 respecto del año anterior, debido a la pandemia, se observaron caídas ya en el 2021 los resultados fueron de doble dígito, indican desde la compañía.
Así, Unacem cerró el 2021 con un incremento del 35.5% contra el 2020 y Cementos Pacasmayo con un crecimiento del 40%.
“Los motivos detrás de este repunte son variados: los bonos entregados por el Gobierno, los retiros de los fondos para los afiliados a las AFP, la disposición de la CTS, entre otros. Con este dinero extra, la gente empezó a buscar rentabilidad a futuro haciendo crecer hacia arriba edificios para alquiler. El impulso vino principalmente de la autoconstrucción”, indicó Rosazza..
Para el 2022 desde TMS observan un crecimiento más atenuado de la categoría cemento. “Durante el primer trimestre se observa un incremento relevante, pero no con la intensidad del año anterior. Además, el impulso proviene principalmente de provincias y no tanto de la capital”, dijo la especialista.
Moisés Navarro Palacios – Gestión