Lun. Sep 16th, 2024

La Ley del Cero: El Estancamiento en la Inversión en Infraestructuras

El número cero, en matemáticas, es la base de todos los números, representando el punto de partida para la creación y el potencial. Sin embargo, en el contexto de la inversión pública en nuestro país, el cero se ha convertido en un símbolo preocupante de inacción y oportunidades perdidas. Según el reciente Informe del Consejo Privado de Competitividad, este símbolo refleja una grave deficiencia en la ejecución de proyectos.

Hasta agosto de 2024, el presupuesto institucional modificado (PIM) revela que de los 59,395 proyectos aprobados, 22,934, equivalentes al 38.6%, no han recibido ninguna ejecución financiera. Esto significa que más de un tercio de los proyectos están inactivos, sin generar impacto en la economía o en la vida de los ciudadanos.

La situación es crítica en todos los niveles de gobierno. A nivel nacional, el 30% de los proyectos no tiene ejecución. En los gobiernos locales, el porcentaje aumenta al 40%, y en los gobiernos regionales, el 34% de los proyectos siguen sin avanzar. En términos monetarios, esto representa un total de S/10,260 millones en proyectos que no han sido ejecutados.

En términos concretos, cada proyecto sin ejecutar significa la ausencia de infraestructuras esenciales: escuelas sin construir, carreteras sin pavimentar, hospitales sin equipar. También implica comunidades que siguen sin acceso a servicios básicos y regiones que no reciben el impulso necesario para su desarrollo. En resumen, es una manifestación de fracaso en la gestión pública.

La falta de ejecución en proyectos clave no solo retrasa el desarrollo, sino que también perpetúa un ciclo de subdesarrollo. Esto profundiza la desconfianza en las instituciones y frena el crecimiento económico. La ejecución eficiente del presupuesto es crucial para el avance social y económico, y requiere una planificación precisa, gestión eficaz y rendición de cuentas.

Es imperativo que las autoridades responsables actúen de inmediato para cambiar esta situación. No se trata simplemente de gastar dinero, sino de hacerlo de manera efectiva. La “ley del cero” debe ser un llamado a la acción para transformar el potencial en resultados concretos y asegurar que el cero no sea el destino final.

El cero puede simbolizar el inicio de algo nuevo, pero en el contexto de la inversión pública, no puede ser el final. La tarea ahora es convertir ese potencial en progreso real y tangible.

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