La construcción del Hospital Antonio Lorena en Cusco, un proyecto clave para la infraestructura sanitaria de la región, ha enfrentado numerosos retos desde su inicio hace casi 12 años. Prometido como un elemento esencial para mejorar la salud pública, este megaproyecto ha sido testigo de retrasos significativos y escándalos de corrupción, lo que ha dejado a miles de ciudadanos esperando una obra que debió haber comenzado a funcionar en 2014.
Originalmente, el proyecto se presupuestó en 291 millones de soles y fue adjudicado al consorcio brasileño OAS. Sin embargo, con el tiempo, el hospital se convirtió en un foco de controversias. OAS fue parte del escándalo de corrupción conocido como Lava Jato, que afectó a varios países latinoamericanos. A pesar de recibir cerca de 200 millones de soles, el consorcio abandonó la obra con menos del 50% de avance.
En 2015, la situación se complicó aún más cuando el gobierno peruano decidió rescindir el contrato con OAS por las deficiencias graves en la construcción y el incumplimiento de los plazos. Esta decisión dejó al proyecto en una situación crítica y llevó a la búsqueda de alternativas para continuar la construcción. Desde entonces, se han realizado varios intentos de reactivación, incluyendo un acuerdo con el gobierno francés en 2020 para reiniciar la obra y asegurar una gestión más transparente.
A pesar de los esfuerzos, la construcción ha enfrentado numerosos desafíos técnicos y costos adicionales. La estructura original presentaba problemas serios, como hundimientos y grietas, que necesitaban atención urgente. La pandemia de COVID-19 también complicó los planes de reactivación, dificultando la logística y el financiamiento necesarios para reiniciar los trabajos.
Recientemente, un consorcio de empresas uruguayo-argentinas asumió la responsabilidad del proyecto mediante un nuevo contrato. Este consorcio se ha comprometido a finalizar la construcción para noviembre de 2024, generando esperanzas de que esta nueva gestión logre avanzar en el proyecto tras años de retrasos.
Para completar la obra, se estima que se requerirá una inversión superior a los 900 millones de soles. Esta cifra incluye la demolición de las estructuras mal ejecutadas por el anterior consorcio y la rehabilitación de la infraestructura para cumplir con los estándares establecidos. En 2022, el entonces ministro de Salud, Jorge López, anunció que el nuevo contrato contempla un cronograma de ejecución de 24 meses.
López detalló que el monto total del contrato superaría los 900 millones de soles y que el hospital contará con más de 300 camas, quirófano, banco de sangre y servicio de emergencias, entre otras instalaciones esenciales para un hospital de nivel III.
Este megaproyecto tiene el potencial de aumentar significativamente la capacidad de atención médica en la región, beneficiando a más de 450 mil habitantes que han estado esperando esta obra vital durante más de una década. A pesar de las altas expectativas, el camino hacia la finalización del hospital sigue lleno de incertidumbres.
En junio de 2024, se declaró la situación de emergencia en la construcción del Hospital Antonio Lorena, tras la aprobación unánime del Consejo Regional. Esta medida fue solicitada por el Director Ejecutivo del hospital, Dennis Mendoza Gamarra, ante los excesivos retrasos y ampliaciones de plazos. El Consejo subrayó la urgencia de finalizar la obra, estableciendo la salud de los cusqueños como una prioridad y elevando la problemática a la Comisión de Fiscalización del Congreso.