El lujo en oficinas ha mutado. El mercado de aquellos que demandaban pisos de mármol y enchapados de madera se ha reducido significativamente. Los presupuestos se están destinando más a la tecnología, al confort y a ambientes más flexibles. Es el momento del concepto home en las oficinas, que ha venido de la mano de altos ejecutivos cada vez más jóvenes.
Esto no quiere decir, necesariamente, que ahora se gaste menos. Lo “caro” está en los detalles. Solo la implementación (mobiliario y diseño) de una oficina de lujo en zonas como San Isidro o La Molina puede costar desde US$ 900 por metro cuadrado, lo que no comprende la tecnología ni accesorios como cuadros de arte, menciona Rossana Luy, gerente general de Oficinas Integrales.
Una sala de espera de un directorio puede bordear los US$ 30,000 si incluye un tablero de madera de alta calidad, sillas ergonómicas y una pared con detalles de piedra, indica Carla Cánepa, CEO de Sierra Muebles, empresa de origen brasileño que se ha especializado en mobiliario de lujo y que ve en el Perú un mercado que crece a doble dígito al año.
Entonces,la oficina de lujo ha dejado el look rígido. Ahora priman la belleza y la funcionalidad. Ya no son sillas de tela negra: ahora son butacas 100% ergonómicas y en tonos personalizados. La oficina gerencial de 30 metros cuadrados pasó a ser de nueve, pero el acabado del escritorio marca la jerarquía dentro de un ambiente con menos oficinas privadas.
“La gente prefiere trabajar acompañada y mantener los espacios privados solo para temas muy específicos. Eso nos sorprendió incluso viniendo de uno de los bancos más grandes del país, con un área de finanzas que era muy vertical”, comenta la arquitecta Vera Velarde, fundadora de Veralima.
Pasar del trabajo remoto al híbrido también ha impulsado la implementación de terrazas en la oficina. La demanda por mobiliarios para estos ambientes, cuenta Cánepa, ha ido en aumento considerando que este año no se ha sentido el invierno. “Se ha incorporado mobiliario con enchape de piedras que, para estos espacios de oficina, funciona muy bien”, manifiesta. En el mercado local, en promedio, las sillas para terrazas de oficina pueden oscilar entre los US$ 500 y los US$ 800, según el tapiz y la espuma antihongos.
Los espacios de las oficinas boutique oscilan entre los 20 y 100 metros cuadrados. (Foto: Difusión)
Ojo al detalle
El lujo depende de la imagen que la firma quiera proyectar. Que cuando se entre al espacio se sienta un ambiente agradable. Es originalidad y mezcla de materiales. Marcas como Ferrari —que presentó la Casa Ferrari— y Tiffany & Co. han personalizado algunos de sus mobiliarios. Hacerlo puede costar hasta 30% más sobre el valor original.
Sin embargo, “el lujo también es aspiracional”, dice Velarde. Todos quieren un espacio acogedor. Entonces, el que tiene presupuesto para un enchapado de madera lo implementa; el que no, pone melamina. El que puede acceder a piso de madera, lo hace; si no, piso vinílico. El ingreso de WeWork marcó un antes y un después. “Fue una apuesta por espacios visualmente increíbles, aunque no sean costosos. Para nuestra generación, eso es lujo”, afirma la arquitecta.
Interconectado
Pero donde no repara en gastos la nueva generación de altos ejecutivos es en tecnología: oficinas más inteligentes, que todo sea fácilmente conectable. Aunque esta revista consultó con varios arquitectos, parece que no hay una empresa que se haya especializado al 100% en la implementación de estos sistemas en oficinas. En la mayoría de los casos, aseguran los expertos, lo hacen las mismas empresas de tecnología.
Así, se han adoptado desde aplicativos para agendar los espacios de reunión y para mapear dónde están las personas hasta el uso de sensores. Se han automatizado luces para diferentes escenarios; también las cortinas, el proyector y el aire acondicionado. Ya no se usan fotochecks, sino códigos QR en el celular para registrar el ingreso del personal. Si el tablero del escritorio se eleva para facilitar las reuniones por Zoom, el ejecutivo lo va a preferir.
En tanto, las alfombras son un elemento que ha dejado de ser indispensable. El resto de “accesorios” depende del gusto y de la personalidad de cada gerente o ejecutivo. Hay quienes llevarán el cuadro de su pintor favorito, que en ocasiones iguala en costo al resto de mobiliario. Otros crean exposiciones de arte que rotan en las salas de espera, y están los que invierten mucho en la iluminación de sus lámparas para darle un toque especial a su oficina.